e diel, 3 gusht 2008

El tabernaculo de David


El tabernáculo de David fue establecido poco después que David sucediera a Saúl como rey. El arca del pacto, que representa la presencia y el poder de Dios, había sido capturada por los filisteos. Tras una serie de plagas, éstos la devolvieron en Quiriat-jearim, donde se la colocó en casa de Abinadab (1 S 4.1–7.1). David anhelaba tener a su lado, y junto al pueblo de Israel, la manifiesta presencia de Dios, de manera que hizo retornar el arca a Jerusalén, colocándola en una tienda sobre el Monte Sion (2 S 6; 1 Cr 13–16).Antes de su captura, el arca había estado situada en el tabernáculo de Moisés, descansando en su habitación más sagrada, el Lugar Santísimo. Sólo el sumo sacerdote podía acercarse a ella, y únicamente él salpicaba su cubierta una vez al año con la sangre de un animal sacrificado (Heb 9.1–7). El pueblo podía aproximarse solamente al atrio externo del tabernáculo para presentar sus sacrificios y adorar a Dios.El tabernáculo de David marcó un cambio revolucionario en esta práctica que separaba al pueblo de Dios. Sin violar el espíritu de la Ley de Moisés, David cultivaba las relaciones de intimidad del pueblo con su Señor. Significación de la restauración del tabernáculo de David El gran significado del tabernáculo de David residía en que el arca, representativa de la presencia de Dios, ocupaba un lugar central en medio del pueblo de Jerusalén. David enseñó al pueblo a adorar a Dios con alabanzas, acciones de gracias y regocijo. Se ordenaron unos dieciséis ministerios para ser realizados las veinticuatro horas del día, los siete días de la semana. Ninguno de ellos estaba relacionado con la culpa o la condenación; todos expresaban el reconocimiento de la gracia y la misericordia de Dios, y su aceptación incondicional de todo el que se acercase a Él con fe.La restauración del tabernáculo de David significa hoy desechar el formalismo, el legalismo y la condenación, y hacer regresar al sufrido pueblo de la Iglesia y el mundo a los brazos de un Dios de amor (Heb 10.1–25). El Señor invita a todos a volverse a Él, a dejar atrás los pecados, y recibir el refrigerio que viene de estar en su presencia (Hch 3.19). Restauración de la imagen de Dios (Is 4.2,3) Así como el tabernáculo de David representa la restauración del compañerismo con Dios que se perdió en el Edén, la analogía del renuevo simboliza la restauración de la imagen de Dios: la santidad y el vínculo familiar con Dios. Isaías 4.2, 3 habla del «renuevo de Jehová», que florecerá en el futuro. El renuevo es Cristo, la cabeza de la verdadera Iglesia, integrada por aquellos que han recibido la salvación y el nuevo nacimiento por la gracia a través de la fe. Jesús se identificó a sí mismo con la vid, y a sus discípulos con los pámpanos y dijo que llevarían mucho fruto si permanecían en Él (Jn 15.5).En muchos otros lugares, las Escrituras denotan que, en Jesucristo, Dios restaura a su pueblo al vínculo padre-hijo roto por la desobediencia de Adán. Todos los que en Él creen son retornados a la casa de Dios (Ef 2.19) y conformados a su imagen (Ro 8.29).Restauración de la intimidad con Dios (Ap 19.7-9)El Señor ilustra la restauración de la intimidad con su pueblo por medio de la analogía de la esposa y el novio. El pasaje de Apocalipsis 19.7–9 describe la boda del Cordero, Jesús, cuando llama a su Esposa, la Iglesia, una vez que ya está preparada para presentarse ante Él. En su carta a los Efesios, Pablo explica cómo la Esposa se prepara: sometiéndose a Dios y permitiéndole purificarla «en el lavamiento del agua por la palabra», a fin de presentarse ante el Señor sin «mancha ni arruga ni cosa semejante» (Ef 5.25–27).Cuando la Esposa está preparada y Jesús retorna por ella, el vínculo roto en el Edén queda completamente restaurado, y los seres humanos vuelven a ser uno en Cristo y Dios, como Jesús oró en Juan 17. Pero como en el «primer matrimonio», la Esposa será hueso de sus huesos y carne de su carne; esto es, debe ser como Él. El Señor no regresará por una esposa impura y derrotada. En estos días de restauración, Dios prepara a la Esposa en hermosura y poder y la viste de su gloria.El Espíritu Santo: agente de restauración (Jl 2.28,29)La obra de restauración de Dios es una obra del Espíritu Santo en y a través de las vidas de aquellos que han creído en Jesús y han nacido de lo alto (Jn 3.3). El profeta Joel predijo cuándo Dios derramaría su Espíritu «sobre toda carne» (Jl 2.28, 29). De esa manera, su poder sería recibido por todos y no quedaría limitado a un individuo en especial. Esto explica por qué Cristo le dijo a sus discípulos que les convenía que Él se fuese a donde el Padre (Jn 16.7), porque entonces el Espíritu les sería enviado a morar en ellos, a llenarlos y capacitarlos para que los prodigios de Dios se hicieran a través de ellos.Tito 3.5, 6 revela que aun la salvación —la regeneración del espíritu muerto del ser humano y la limpieza que hace aceptable ante Dios la nueva criatura— es la obra del Espíritu Santo.Por último, en Hechos 1.8, Jesús dice a los discípulos que nada hagan hasta que venga el Espíritu Santo. El Señor promete que recibirán poder para testificar de Él y esparcir las buenas nuevas por toda la tierra.Significado de la restauración para el individuo (Jn 10.10)Quizás la mejor manera de resumir todo lo que significa la restauración para el creyente individual sería invocar una sencilla palabra utilizada tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo: vida. En Deuteronomio 30.20, Moisés dice del Señor: «Él es vida para ti». En Colosenses 3.4, Pablo habla de «Cristo, vuestra vida». Y Jesús dice: «Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia» (Jn 10.10).Restauración, para el individuo, significa reemplazar la muerte espiritual con la vida espiritual. Ezequiel 36.25–28 describe gráficamente esta sustitución. Pero no sólo recibimos un nuevo tipo y una nueva calidad de vida, sino también debemos crecer en ella. En muchos versículos vemos reflejados ese proceso de crecimiento como una obra del Espíritu Santo (Jn 16.23; 17.22; Ro 8.13; Flp 1.6; 2.13; Col 1.27). Por medio de su Espíritu Santo, Dios continúa y perfecciona la obra que inició con nuestra salvación.Significado de la restauración para la Iglesia (Jn 13.34,35)Para la Iglesia, como un todo, la restauración significa algo más que convertirse en un duplicado de la iglesia del Nuevo Testamento. Recuerda que la restauración significa la creación de algo que supera al original.En primer lugar, la restauración significa que la Iglesia desplegará el tipo de amor que Jesús manifestó durante su ministerio sobre la tierra. Jesús dijo que la gente conocería a sus discípulos por su amor (Jn 13.34, 35). La restauración también significa la manifestación del poder ilimitado de Dios por medio de su Iglesia. Ello ocurrirá cuando a través del pueblo de Dios fluyan los dones del Espíritu y obren sin limitaciones ni restricciones, bajo su dirección y en el santo espíritu del amor divino.A través de la plena manifestación de los dones y ministerios señalados por Dios, y obrando según el amor esencial a su propia naturaleza, la Iglesia alcanzará un nivel de madurez y unidad que sólo podrá ser medido en términos de la «medida de la estatura de la plenitud de Cristo» (Ef 4.13). Mientras la Iglesia se convierte en un templo santo (Ef 2.21), habitado por un sacerdocio consagrado que ofrece sacrificios aceptables a Dios por medio de Jesucristo (1 P 2.5), todas las personas son atraídas al Señor; y el mundo verá por fin la gloria de Dios a través de esta Iglesia restaurada.La profecía del Nuevo Testamento sobre la restauración (Hch 3.19-21)